Las elecciones generales del 17 de febrero del 2013 marcaron la continuidad del proyecto socialista del siglo XXI en Guayaquil y Ecuador. El candidato-presidente Correa ganĆ³ con una amplia ventaja, no dando cabida a un balotaje. La gran maquinaria propagandista del oficialismo tuvo Ć©xito, y con ello nuevamente conquistĆ³ a la mayorĆa del pueblo.
Pero las mayorĆas no conceden la razĆ³n. El peligro de la democracia ante un pueblo que no vota a conciencia y se deja llevar por los histerismos, la prepotencia, el chisme, la publicidad y el populismo es alto.
Y dentro de los derrotados ya habĆan unos que no confiaban en los resultados, desconocĆan los exit polls, argumentaban posibles fraudes, no podĆan creer el bajo porcentaje que alcanzaron, no podĆan asimilar que la victoria de Rafael fue arrolladora.
Pero entre estos derrotados candidatos, uno pudo sacar la cara y aceptar con altivez la victoria del oficialismo: Guillermo Lasso, el nuevo lĆder de la oposiciĆ³n.
¡AsĆ es! ¡Tenemos nueva oposiciĆ³n! Una aĆŗn mĆ”s dĆ©bil que la anterior debido a los pocos escaƱos alcanzados en la Asamblea Nacional, pero mĆ”s sĆ³lida y seria. Ya quedaron atrĆ”s los bufones como Ćlvaro Noboa o Lucio GutiĆ©rrrez, que no llegaban a consenso para confrontar efectivamente a Rafael.
La ruta estĆ” marcada. ¿Nos quedaremos cruzados de brazos como espectadores de las acciones del gobierno ahora reelecto o buscaremos juntos la manera para contrarrestar los duros golpes venideros de la nueva izquierda? ¿Caeremos en la ineptitud de la vieja partidocracia simplemente llorona?
Damas y caballeros... ¡Somos la nueva oposiciĆ³n!
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