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La independencia de una flor

Bella era la flor, como bella la vía,
así como lindo el paisaje que su entorno cubría,
la brisa del río a los árboles cercanos los mecía,
y ese cerro tan callado a un gigante dormido parecía,
y a su vista un pueblo tan pujante nacía,
con astucia y libertad sin detenerse crecía.
Sea por bandidos o por un incendio como el Fénix reaparecía.
pero pasado los años una nube negra la envolvía.
¡Pobre de aquella ciudad, inmersa en aquella cruel agonía!

Y como no compadecerse si estaba sujeta a un tirano
que desde las alturas era solo un fiel vasallo
lo comandaban desde el sur, y ellos a su vez tenían amo,
pero con bravura se desató de esa cadena de mando.
Soporto dos años libre, luchó por otros con esfuerzos en vano
no solo traicionaron, se unieron a otro bando
y luego la invasión de ese cruel sujeto, ahora muy conmemorado
Los idiotas le celebran, los que saben no soportan su retrato.
¡Y soportó nuevamente la tristeza de su quebranto!

La flor vio como tristemente se ocultaba su belleza,
y pronto no soportó sentir tanta impotencia,
y a aquel dictador le hizo sentir su presencia,
declaró que no sería parte de su teatro otro día más de su existencia,
libre por un tiempo, en las fieras garras volvió a caer presa,
pero había hecho más que una simple revuelta,
era el fin de aquel proyecto, desde el norte oficialmente empieza,
y la altura cobarde siguió ese camino, la bella flor se dio a la espera.
¡Nuevamente juntos pero su enemistad sería eterna!

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