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Fallece Efrén Avilés


El destino decidió que este 31 de diciembre, último día del 2009, también sea el último día de vida del historiador guayaquileño Efrén Avilés Pino. Tenía 62 años y padecía de cáncer. El apasionado por la historia guayaquileña había fallecido en la mañana de aquel nefasto día, sin embargo, sus esfuerzos por mostrar la verdad los guayaquileños no habrán sido en vano. 


Me enteraba de la noticia, mientras por el chat me mantenía en contacto con varios amigos y quedé asombrado al leer en el portal de El Universo la noticia. Lo comenté a mis amigos, quienes de historia no tienen el más mínimo interés, los cuales me preguntaron ¿Y que fue lo que hizo en vida? Aquella pregunta pudo haber tenido otras respuestas, pero yo escogí:


«Me hizo abrir los ojos»




Como muchos ecuatorianos, en mi infancia fui engañado por los viles historiadores centralistas, quienes introdujeron en los libros de historia varias fabulas asombrosas y heróicas que  deslumbraban a los crédulos pero eran completamente incoherentes, mientras a su vez borraban inmisericordemente la otra parte de la historia: La historia que no era del agrado de aquel sucio círculo de tarados. Siempre fue así.

Llegó un momento en mi vida que empecé a darme cuenta de la forma que se menosprecia cada parte de la historia de Guayaquil. Como que si aquí no haya pasado algo importante. Sin embargo, a todo niño que está en primaria, e incluso secundaria, se le es enseñado acerca de la gran falacia del Reino de Quito; se les es impuesta una imagen de héroe al asesino de Simón Bolívar; no se les imparte conocimiento alguno acerca de la importancia de la ciudad en la historia; entre otras cosas. Los textos con los que trabajan varios profesores están escritos por varios de estos intentos-de-historiadores, y son apoyados por un gobierno nacional igual de centralista. 

Sin embargo cuando empecé a leer varias obras de Avilés Pino, todo lo que había absorbido en mi infancia, chocó con esta ola de conocimientos. Al principio me pareció descabellado, sin embargo al leer más, más me daba cuenta de que todo encajaba, de que no había lugar a dudas, las mismas dudas que siempre me acompañaban cuando creía en los textos centralistas. Ahora con firmeza sé que de no haber sido por don Efrén, estuviera aún inmerso en aquellas profundidades de ignorancia. Don Efrén me ayudó en mi búsqueda de la verdad.

Fuentes:

El Universo (1 de enero de 2010). «Deceso de Efrén Avilés enluta historia porteña»

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