About Me

header ads

El ser, el deber ser, y el querer ser

Tras varias sesiones de estudio, el catedrático expone sus criterios, como es a menudo en sus clases, tratando de infundir su ideología política revolucionaria en las mentes aún en desarrollo de los estudiantes de primer nivel de Derecho. Es precisamente el encargado de la asignatura de Derecho Político quien, con un tinte pro-correísta (aunque afirma que no es afín a Su Majestad), defiende a capa y espada cualquier pensamiento rojo. Escuchaba así como defendía el autoritarismo, al manifestar que la sociedad debería pasar de el ser hacia el deber ser, en donde la sociedad estaría regida por una especia de norma moral suprema controlada por un colectivo social cambiante que de forma coercible impone a los individuos su accionar en el día a día.

Pronto pasó de esos cortas palabras a una realidad alterna en donde el estado capitalista, en donde primaba el ser, debía y deberá perecer para de sus escombros pasar al nuevo nivel de la sociedad: el estado socialista, en donde reinará el deber ser. Esto da paso a la aprobación de un Estado inmenso, con amplias atribuciones, ya que para él, mientras más poder detente el Estado, mejor y más fácil se podría aplicar cambios defectuosos en la sociedad.

Este pensamiento ya fue compartido por varios otros políticos en el mundo, los cuales presentaron modelos nefastos e inútiles, deficientes desde su primer paso en la marcha. Modelos como la Italia fascista, la Alemania nazi, la Unión Soviética, la Cuba post-revolución, entre otros, son las ejemplos más acertados en los que, mientras más amplio crezca el Estado, menos serán las bases para el desarrollo comercial, y que la única manera en que la sociedad podrá desarrollarse (aunque de forma totalmente ineficiente) será por la vía de la coacción.

El individuo, que estaría oprimido bajo normas que no son compatibles con él, generará un bajo rendimiento en sus labores, Cuando la labor se deplore, su Estado basado en el trabajo del colectivo presentará una fisura en su armadura "perfecta". Cuando ello ocurra solo podrán utilizar una vía: lo mismo Robespierre creyó necesario para purgar la sociedad donde el vivía.

A mi profesor le falto algo: ver por el individuo. Esto no termina en el deber ser, sino en el siguiente paso para construir una sociedad que este a gusto consigo misma, mediante el querer ser. Donde las personas, por su cuenta, buscarán sus propios medios para su desarrollo, independientes de cualquien control de una mayoría que los oprima bajo sus normas. En ello estaría ese fin, que varios rojos sudamericanos han olvidado, esa palabra tan distorsionada últimamente, ese ideal infinito indestructible: la Libertad.

Publicar un comentario

0 Comentarios