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Sobreviviendo al Carnaval 2012

...con biela en mano...
Viernes de maravilla disfrutando de la compañía placentera de varios compañeros de la universidad con biela en mano y avivando la fogata de la conversación con cualquier leño o chisme. Ya era hora de olvidarnos de los estudios, las tareas, uno que otro recorte, preparar exposiciones, y demás. Era hora para desquitarse de la timidez y, culpando a la embriaguez, soltar aquello que no se ha podido contar. En nombre del alcohol etílico algunos hacían y decían lo que no hubiesen podido estando "buenos y sanos" por "cohibidos". No fue para tanto la borrachera: he sobrevivido a peores; pero tal vez sea porque abusé de mi capacidad para resistirme a los efectos, empecé a sentirme un poco mareado, así que me moderé lo suficiente para seguir disfrutando de las chiquilladas de los demás. Pero todo tiene su final... algunos tenían que alistarse para salir de la ciudad. La causa: el feriado.

El Terimnal abarrotado.
Tuvieron que quedarse un poco más por la muy despiadada lluvia, pero, ni bien terminaron de caer las últimas gotas, les faltaban pies para salir a toda prisa de Guayaquil sea como sea. Mis compañeros no eran los únicos. Caminando para encontrar algún bus que me lleve a mi casa pasé por un local comercial con el televisor encendido; pasaban las noticias y se veían imágenes de la Terminal Terrestre abarrotada de viajeros. Parecía que casi nadie quería quedarse en la ciudad, que todos querían salir  a como de lugar hacia la serranía verdusca o las playas doradas por los atardeceres. ¡El éxodo había iniciado!

La verdad, yo también estaba en la larga lista de personas con planes fuera de la ciudad, pero por azares del destino me tocó quedarme en Guayaquil. Mis planes incluían más alcohol etílico y diversión desenfrenada en Montañita, lugar en donde me encontraría con amigos de colegio, panas y borrachos legendarios de la ESPOL, una que otra amiga del COPEI, otros compañeros de la U. "Estatal" (odio cuando llaman así a mi universidad), y otros personajes que de alguna u otra forma han libado conmigo. Me imagino que todos ellos fueron, menos yo. Mi plan B era la serranía: Ambato - Baños, lo que significa una sola cosa: ¡Yapingacho día, tarde y noche!

Noche del viernes, y mientras los pocos que quedábamos en la ciudad salían a divertirse como se pueda, yo no salí de casa por cansancio, hambre y una insaciable sed de estar al pendiente de un perfil en Facebook. Iniciando proyectos por ser un periodista frustrado, y de lectura de uno que otro libro de mi juventud, puede percatarme de lo aburrido que puede ser estar en Guayaquil encerrado para un feriado. No me di cuenta que ya era sábado por la mañana y la panadería estaría abarrotada por las viejas chismosas de mi barrio, me apresuré a comprar lo que quedaba para el desayuno de los míos, sin embargo, en el trayecto pude ver como muchas otras familias se aprestaban a seguir con el abandono sistemático de la pobre ciudad... En ese instante me decidí: Guayaquil es tan bueno como las playas o como la Sierra y sus costumbres medias chifladas. ¡Voy a divertirme a como pinte!...

Todo un sábado me preparé para enfrentar un loco carnaval que iniciaría el domingo, el cual llegó descuidado y medio achicopalado. Era el segundo día de feriado; a la mierda las tareas impuestas por los profesores idiotas quienes creen que los estudiantes no tenemos una  vida que disfrutar; era hora de divertirse de la forma más tradicional: esquivar globos y jarras de agua, pelotear de forma sana, uno que otro vasito de un trago fuerte. Y de ahí al gimnasio, para rematar jugando PlayStation 2, no hay plata para comprarse la 3... La lectura estuvo buena en la noche, la editada en Wikipedia con un tabaco en la mano y, con postura cuasi-mafiosa, veía como la manipulación de la información consumía  a los inocentes lectores.

La twitteada no ha andado muy interesante, tal vez  estoy siguiendo a las personas equivocadas (es broma, sigo a los TwittStars de Ecuador), pero los TT si era un asco. Ampliaba mis conocimientos en hsitoria y veía Náufrago con Tom Hanks a la medianoche. Ya era lunes... Un día superado, solo falta soportar el día más largo de la semana y su compadre, el martes.

Lunes maldito, ¡Ya acábate!

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