Nuevo año, viejas costumbres y cábalas que continuamente se repiten y se mantienen vivas dentro de la cultura popular. Para nochevieja los propósitos, para añonuevo los deseos. ¿Más dinero? ¿Mejor trabajo? ¿Buenos estudios? ¿Viajes? ¿Una buena prosperidad? ¿La llegada de la media naranja? ¡Sí! Muy bonito todo eso, pero yo pido cosas más sencillas: salud para los míos. Del resto me encargo yo, o al menos trataré.
El añoviejo cae en media calle, se le juntan otros monigotes, hacen montones de a tres y a escasos metros otros más en pila en el mismo sentido. De una botella le rocían de combustible, un baño que presagia el futuro nefasto para el monigote; queda un poco de gasolina en el suelo. De una chispa producto de un fósforo y su caja, nace la llama que mis dedos conducen cerca de los añoviejos. Rápidamente se envuelven en llamas frente a mí, rápidamente me volteo y me aparto, los monigotes en su interior no solo tienen papel. Llegó la hora de las camaretas, el espectáculo incendiario que a muchos atrae sea simpatizante o no de esta tradición. Mi hermano tenía su funda, los vecinos tenían sus fundas, y yo... Bueno! Tenía dos. Fundas llenas de camaretas con las cuales nos acercábamos a la llama que consumía los monigotes y aprovechábamos para soltar entre 5 a 8 camaretas más. Todo un espectáculo, aunque mis oídos sufrieron un poco. Al final, y aún con media funda llena, echamos todo. Increíble reacción.
Pasó el espectáculo incendiario y era momento de volver a los portales de nuestras respectivas casas, y entre besos y abrazos nos deseamos un próspero año nuevo. El mismo ritual se repetía al visitar a las casas vecinas. Un buen entorno barrial en donde se olvidan las diferencias y todo es celebración. En donde todos hacen uso de su mejor gala y de sus modales refinados, al menos una vez al año.
Y comienzan las 12 uvas, la vuelta a la cuadra con una maleta, los copas rotas, el apuñalamiento al pavo, la botellita de champaña agitada. Una celebración acompañada de música. La tradición guayaca no podría ser guayaca si no involucra alcohol.
Así decimos: Adiós 2012. Hola 2013... Así el 2013 inicia...
0 Comentarios