Carta a los guayaquileños [10 de octubre de 2013]

Guayaquileño, guerrero valeroso que lucha incansablemente por su ciudad; guayaquileña, de entre todas la mujeres, la más hermosa, pilar fundamental de nuestra historia. Nuevamente ha iniciado una carrera hacia el Sillón de Olmedo, nuevas oportunidad a la vista, al igual que nuevos peligros.

La ciudad pide un cambio.

Pero este cambio ofrece entre sus oportunidades lados muy negativos. Guayaquil, nuestra tierra, siempre ha permanecido altiva e indómita, nunca una fuerza extranjera volverá a decidir nuestro destino. Celebramos anualmente el 9 octubre, sin embargo, no es solo una fecha para festejar o esquivar el trabajo en un tiempo de relax; sino un fecha para recordar que nuestros antepasados lucharon para que el destino de los guayaquileños sea tomado desde aquí.

Un cambio en el Sillón de Olmedo sería bueno. ¿Pero que nos ofrece por ahora las tendencia políticas? ¿Alianza PAIS? ¿Viviana Bonilla? ¿Súbdita de Correa?... ¡Qué Alianza PAIS gobierne desde Quito y se queden en Quito! Allá está el poder de Carondelet. Pero Guayaquil no debe rendir nunca su rodilla ante nadie. 

Nuestras decisiones deben siempre ir orientadas en pro de lo que nosotros demandemos, de lo que nosotros necesitamos. Nunca... (Oiga bien señor de la moral cotizada en 40 millones) Nunca Guayaquil será gobernada desde Carondelet, ni tendremos autoridades títeres. 

Guayaquil es para los guayaquileños que amamos Guayaquil.