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Fue hace seis años


Hay veces en que las palabras suenan vacías,
hay otras en que suelen carecer de sentido;
donde las emociones no generan ni una leve brisa,
Y aquella bella sonrisa parece haberse perdido.

Busco en mi interior aquella pista que me avisa,
cuanto error e idioteces he cometido,
por lo que me reprocho y dejo caer a toda prisa,
falsos orgullos, tontos enojos vertidos.

Y es que en los momentos de gran pesar, mi alma agoniza
cuando veo tu pesar y tu rostro entristecido.
Aquellas lágrimas que brotan de tus castañas vistas,
me condenan y me lanzan a un abismo.

La tristeza te envuelve, pero desafiante muestras tu ira
Tu fortaleza y determinación nunca se han ido,
Y, sin dudar, mi férrea convicción infortunada se retira,
Las palabras hirientes te ha enardecido.

Me has dejado en claro tu moral; que eres altiva,
Pero no es tu temperamento el que persuade mi sentido,
Es tu llanto, tu preocupación lo que me energiza,
A que acuda a tu rescate, con el temple aguerrido.

Los buenos y bellos momentos se eternizan,
pero siempre fluyen obstáculos en el camino,
y, sin importar, que el panorama se oscurezca y deshumaniza,
Algo fuerte más allá de todo enojo nos mantiene unido.

Ya son seis años desde que ayudé a aquella tierna niña,
para que detrás del muro de hielo encuentre su destino,
Seis años de ser mi musa, mi poetiza,
Mi ángel, mi guía, la mujer que más admiro.

Podrían pasar miles de años más en esta liza,
solo para de ella escuchar al menos un suspiro,
viendo como su amor en mi se inmortaliza,
y como correspondo con todo mi ser allí incluido.

Fue hace seis que conocí la mujer que mi alma alborotaría,
Que me enseñó la paciencia, la virtud, el buen estilo,
A la que entrego todos los días,
mi corazón con un labios siempre fundidos.

Quisiera mis palabras no caigan nunca en el olvido,
Y que recuerdes por siempre que en tí he mantenido
mis promesas, mis temores y mis sueños más íntimos
por la confianza que juntos hemos construido.

Al cumplir seis años recuerdo que he prometido
defender siempre de todo, hasta de mi mismo,
que nunca ofenderé tu dignidad, que intacta ha permanecido,
y que te enamoraré todos los días hasta viejitos.

Fue hace seis años... que te pertenezco, amor mío.

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