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La revolución no liberal y la enemistad de dos ciudades: Episodio 1

Cada 5 de junio se cumple un año más de memoria del inicio de la muy famosa Revolución liberal, la cual de liberal tiene muy poco. A través de los años, nos han metido en la cabeza mucha basura gubernamental. Los impuestos, la unidad nacional, el sacrificio por la nación (acuartelamiento) y el amor incondicional a la patria (a la cual suelen confundir con el Estado), etcétera. Entre estos, se encuentra la vil mentira de la "unidad nacional", que no es más que la forma para tratar de cubrir y ocultar la enorme rivalidad entre las ciudades con mayor densidad poblacional: Guayaquil y Quito.

La revolución liderada por Eloy Alfaro marcó el inicio de una nueva etapa en la nación ecuatoriana, implementando para ello el laicismo y ofreciendo uno que otro derecho más. Sin embargo lo que estalló no fue simplemente una guerra entre facciones políticas (liberales entre comillas contra conservadores curuchupas), sino más bien un enfrentamiento entre los guayaquileños y quiteños que aún mostraban varias divergencias. Los disturbios entre las ciudades comenzaron mucho antes de la misma fundación de la república; incluso mucho antes de la era independentista.

Ya desde la colonia, la ciudad de Guayaquil se había visto afectada por el centralismo quiteño típico de la administración española, algo que impedía su crecimiento prometedor como potencia comercial en todo el Pacífico. Claro está, toda culpa no era quiteña, pero si influyó demasiado la actitud de quemeimportismo por partes de las autoridades de la Real Audiencia frente a varios problemas serios como el control de incendios y la piratería. Al declararse independiente de la corona española, Guayaquil buscó un destino independiente de Quito, a tal punto de proclamarse república independiente. Nuevamente fuimos enlazados con Quito, por la invasión de Simón Bolívar, quien no aceptaba la idea de que Guayaquil no necesitase de él para su independencia.

La Gran Colombia prometía mucho pero en realidad fue un fiasco de nación, creada únicamente para darle cierta divinidad y mayor trascendencia al personaje de Bolívar. El Departamento de Guayaquil presentó la primera piedra para el declive gran colombiano al rebelarse en contra del gobierno centralista con ayuda del presidente peruano (nacido en territorio ecuatoriano) La Mar en 1927, aunque no tuvo mucho éxito. Este acto llevaría a la separación de los distritos y al eminente final de la nación bolivariana.

Una vez creada la República del Ecuador, Guayaquil de mala gana se adhirió: la creación de Ecuador fue el 13 de mayo y nuestra ciudad se anexó el 12 de abril. Tras la creación de la primera constitución en Riobamba, no se estaba completamente seguro a quién otorgarle el poder como primer presidente. Una opción era Vicente Rocafuerte el cual tenía apoyo de la creciente cúpula de comerciantes y empresarios de Guayaquil (y de toda el litoral en general), y la otra opción era el general Juan José Flores el cual mantenía un gran apoyo por parte del poder de los terratenientes de la serranía (especialmente en Quito). La historia nos cuenta a quien se eligió, y nos presentan absurdas razones como la de estrechar lazos con los vecinos ex integrantes de la Gran Colombia; pero muchos podemos descifrar cual es la verdad (quiero creer que somos muchos).

Fin del Episodio 1

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