El 12 de octubre de cada año se celebra el denominado Día de la Raza en los países sudamericanos, lo cual conmemora la llegada de Cristóbal Colón, auspiciado por los Reyes Católicos, al continente americano en el mal llamado Descubrimiento de América ocasionando el fenómeno del "encuentro de dos mundos", allá por el año de 1492.
El octubre 12 es el día que anualmente se expresa el sentimiento de hispanidad, en donde los Reyes lideran las festividades y se dan desfiles militares, tratando de incentivar una debilitada sensación de unidad nacional. Pero el estado español está muy enfermo, confundido, en crisis, no solo en el campo económico, sino en el aspecto social. En el Reino de España existe un problema el cual lo adquirió desde su propio nacimiento: el ser español.
¿Quién es español en España? Tal vez esta pregunta es muy tonta en Madrid y alrededores, pero se torna una gran interrogante mientras se aleja la atención de la "ciudad del oso" y lo acerca a los extremos orientales: allá en Euskadi (País Vasco), o en Catalunya (Cataluña). El problema del ser español en estas comunidades es que no son españoles, al menos no lo sienten así, al menos no quieren sea así, al menos una buena parte de su población lo sienta así. Los vascos y catalanes lideran la lucha independentista en una frágil España que ve impotente como se insulta su anterior indiscutible poderío.
Los vascos con su ETA han tropezado con un problema aún peor: el radicalismo y el terrorismo. Euskadi, si bien es la que más ha luchado, es la que más lejos está de consagrar su emancipación.
En Catalunya la independencia es prácticamente un hecho. Es cuestión de tiempo según algunos, tal vez un par de años, y en el peor de los casos llegan solo a contemplar de cerca la década. El ser español aquí es un gran problema, ya que existe aún una gran cantidad de personas identificados como españoles. Los catalanes han trabajado muy bien su nacionalismo catalán; el ejército catalán no está formado de soldados, sino de periodistas y profesores de escuela y colegio; sus trincheras están en los medios de comunicación y en las instituciones educativas. Es muy común ver niños catalanes odiando a España y echándole toda la culpa a Madrid y su centralismo disfrazado de modelo autonómico.
Sin importan los modos de como ha crecido el carácter antiespañol, los catalanes en su mayoría la tienen muy clara y están más cercas que nunca de separarse para constituir un estado propio. El presidente de la Generalidad de Cataluña, Artur Mas, se ha presentado oportunamente en pro del nacionalismo catalán y ha propuesto un referendum en la comunidad autónoma para que esta se exprese democráticamente. Este deseo puede ser fácilmente negado por la Constitución, pero el gobierno español no puede utilizar la fuerza en caso de que arbitrariamente se convoque la consulta.
Catalunya, nou estat d'Europa. |
Para la Diada catalana del 2012 se dio una manifestación que expresó el sentimiento independentista bajo el nombre Catalunya, nou estat d'Europa (en español: Cataluña, nuevo estado de Europa), con lo cual se pudo ver la dimensión del nacionalismo catalán. Pero, si esto pareciere poco, en el primer Clásico de la Liga española (F.C. Barcelona - Real Madrid CF) en la temporada 2012/13, ocurrió un hecho de gran magnitud: todo el Camp Nou se convirtió en una Senyera con cartulinas rojas y amarillas, gritando al mismo tiempo por la independencia. Mucho se habla de las autoridades catalanas al ejercer presión sobre los ciudadanos al punto de tratar de obligarlos de expresarse en contra de España.
Será independiente. Cataluña, nuevo estado de Europa. Pero, ¿a qué precio? ¿lo vale? ¿qué será del ser español?
12 de octubre de 2012: los catalanes que se identifican como españoles han salido a las calles de Barcelona para expresar el rechazo al independentismo, y mostrar que tal vez no todo esté perdido para esa muy violada unidad nacional. Sin embargo, la convocatoria, a la que tratan de ensalzarla por todos los medios, no llegó a la magnitud que se estimaba. Sigue siendo pobre todo intento de unión, y a España se le acaba el tiempo.
Pronto pasaremos de la promoción de una debilitada hispanidad al fervoroso y frenético catalanismo. Pronto pasará el ¡Olé, España! y vendrá el ¡Visca Catalunya!
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